Decisiones

Y el rey respondió al pueblo duramente, dejando el consejo que los ancianos le habían dado; y les habló conforme al consejo de los jóvenes, diciendo: Mi padre agravó vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, mas yo os castigaré con escorpiones.

1 Reyes 12:13–14


En 1 Reyes 12, Roboam, hijo de Salomón, enfrenta un momento decisivo al asumir el trono de Israel. El pueblo, agotado por los pesados impuestos y trabajos forzados impuestos durante el reinado de Salomón, le suplica un alivio para sus cargas. Los ancianos, con sabiduría forjada por la experiencia, le aconsejan actuar con humildad, sirviendo al pueblo para ganar su lealtad y fortalecer el reino. Sin embargo, Roboam, cegado por el orgullo y la inseguridad, desoye este consejo y se inclina por la recomendación de los jóvenes, sus contemporáneos, quienes le instan a gobernar con mano dura. Con arrogancia, promete un reinado aún más opresivo, declarando que castigará al pueblo con "escorpiones" en lugar de "azotes" (1 Reyes 12:14). Esta decisión, tomada sin buscar la guía de Dios, desencadena una tragedia: las diez tribus del norte se rebelan, formando el reino de Israel bajo el liderazgo de Jeroboam, mientras Roboam queda solo con las tribus de Judá y Benjamín. Su error inicial, nacido de un corazón endurecido, fractura la unidad del reino que su padre había consolidado con tanto esfuerzo.


La tragedia de Roboam se agrava porque nunca reconoció su error ni buscó arrepentirse ante Dios. En lugar de reflexionar sobre su decisión, humillarse y acudir al Señor en oración, intenta recuperar el control por la fuerza, enviando a Adoniram, su jefe de impuestos, para imponer su autoridad (1 Reyes 12:18). Este acto, lejos de restaurar la unidad, provoca una reacción violenta: el pueblo apedrea a Adoniram, y Roboam debe huir para salvar su vida. Su obstinación y falta de arrepentimiento lo atrapan en una espiral de malas decisiones. No solo perdió la oportunidad de unificar al pueblo, sino que su orgullo profundizó la división, debilitó su reinado y lo alejó aún más de la voluntad de Dios. Este pasaje nos confronta con una verdad poderosa: cuando no enfrentamos la raíz de nuestros errores—el orgullo, la desobediencia o la falta de fe—nuestras decisiones equivocadas engendran consecuencias cada vez más graves. Roboam nunca examinó su corazón ni buscó la reconciliación con Dios o el pueblo, lo que convirtió un error inicial en una cadena de fracasos. En nuestras vidas, Dios nos llama a detenernos tras un error, a humillarnos y a buscar Su rostro. Solo a través del arrepentimiento genuino podemos romper el ciclo de malas decisiones y encontrar el camino hacia la restauración que Él ofrece con amor y gracia.


Es fácil aveces ser llevado con el corriente en los caminos pecaminosos, pero al encontrarse en una posición mala debida a decisiones tomadas, lo mejor es arrepentirse de inmediato y corregir la dirección que lleva para no tener más problemas mas adelante. 


En su vida hoy en día, ¿hay algo que debe simplemente arrepentirse y corregir desde la raíz en vez de seguir tratando con las síntomas de las malas decisiones?


Video de hoy: https://youtu.be/1vO1GiBU2dw


Leer: Proverbios 23, 1 Reyes 12-14

¿Por qué Jeroboam estaba en Egipto hasta la muerte de Salomon? Pista, la respuesta viene de una lectura anterior en 1 Reyes 11.