Bendiciones desperdiciadas

“Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu primogenitura. Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura? Y dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura. Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura”. Genesis 25:31-34


En 1799, un niño de doce años llamado Pedro notó una extraña roca en el río donde estaba pescando cerca de la casa de su familia. Se llevó la piedra pesada a casa y se la mostró a su padre. El padre no reconoció que era, y durante los próximos tres años, esa piedra serviría como tope para la puerta en la casa. Finalmente, el padre la llevo con un joyero que inmediatamente la identificó como una enorme pepita de oro, que pesaba 10 kilos. El joyero fundió el mineral del oro en una barra grande y luego se la compró al padre por $ 27.50, que era solo 1% por ciento de su valor verdadero. La familia pronto supo cuánto valía realmente el oro y estableció una rentable mina de oro familiar


Dios nos ha dado tantas bendiciones, pero con demasiada frecuencia no las valoramos como deberíamos. En cambio, cambiamos lo valioso por baratijas fugaces y renunciamos a lo eterno por lo temporal. Como Esaú, magnificamos nuestras necesidades y deseos fuera de toda proporción. Esaú no estaba en peligro de morir de hambre después de un día en el campo, pero permitió que su hambre lo llevara a una decisión tonta que tuvo amargas consecuencias para toda la vida.


La Biblia nos dice que a través del evangelio tenemos “…las inescrutables riquezas de Cristo” (Efesios 3: 8). Pero a veces, tratamos estas bendiciones del Evangelio como el tope de la puerta de la casa de Pedro. En lugar de reconocer su valor, los ignoramos y vivimos como si ni siquiera existieran.


Principio del evangelio para ser edificado: La gratitud por todo lo que Dios nos ha dado en Cristo es una poderosa protección contra la tentación.


2 de mayo - LEER 1 Crónicas 7-8

¿En total cuántos eran los descendientes de Isacar?