Cristo vive en mi

“Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo a edificar, transgresor me hago. Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios. Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo”. Gálatas 2:18–21


Hay varias maneras en que la gente responde a la pregunta ¿quién eres? Algunos dan un relato histórico de su árbol genealógico, otros citan su trabajo, carrera o pasatiempo como una identificación personal. Algunos pueden compartir una filosofía o lealtad que los ayude a definirlos. Como hijos de Dios, todos estamos llamados a identificarnos con Jesucristo, no solo en un sentido general, sino de una manera específica. Debemos identificarnos en Su crucifixión. Sin esa personalización, no podemos lograr el propósito de Dios para nuestras vidas.


La cruz no solo representa el medio de nuestra salvación, sino que también representa el medio de nuestra nueva vida en Cristo. El Señor no nos salva para dejarnos como estamos, sino para cambiarnos por completo. Alguien dijo: “Hay una gran diferencia entre decir que en esa cruz fue crucificado Cristo por mí o en esa cruz fui crucificado con Él. Un aspecto de esto nos trae la redención de la condenación del pecado, la otra el poder sobre el pecado”.


El proceso de la transformación comienza con nuestra muerte a nosotros mismos. “Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Marcos 8:34). El apóstol Pablo dijo: “Cada día muero” (1 Corintios 15:31). Solo cuando reconocemos diariamente nuestra vieja naturaleza como crucificados con Cristo, podremos experimentar la realidad de Cristo viviendo a través de nosotros.


Principio del evangelio para ser edificado: Es cuando morimos a nosotros mismos, que podemos experimentar la realidad de Cristo viviendo a través de nosotros.


28 de abril - LEER - 2 Reyes 23-25

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