Ponga a Dios Primero
“Y yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano. Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir. Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo”.
1 Reyes 17:11-13
Una vez escuché una historia de un misionero en África, a quien le tocaron la puerta de su choza una tarde. Respondiendo, el misionero encontró a un niño nativo sosteniendo un gran pez en sus manos. El muchacho dijo: "Misionero, usted nos enseñó lo que es el diezmo, así que aquí está. He traído mi diezmo”. Mientras el misionero tomó agradecido el pez, le preguntó al niño. "Si este es tu diezmo, ¿dónde están los otros nueve peces?" En esto, el muchacho sonrió y dijo: "¡Oh, todavía están en el río. Voy a volver a pescarlos ahora”. Este chico demuestra la alegría de la fe en su dar.
Dios no necesita nuestro dinero. Él tiene todos los recursos del Cielo y de la Tierra a Su disposición. Pero Él nos manda a dar diezmos y ofrendas. Aunque esta enseñanza es clara en toda la Escritura, a veces se encuentra con la resistencia del pueblo de Dios. Sin embargo, aquellos con un corazón para Dios, no tienen problema con devolverle parte de lo que Él les ha dado. Cuando primero le damos a Dios en lugar de entregarle las sobras, demostramos que nuestro corazón está fijo en Él y no en las bendiciones materiales que recibimos.
Principio de hoy para permanecer Arraigado: Del modo que usted maneja sus recursos económicos revela dónde está su corazón.