Afectos correctos


“Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria”. Colosenses 3:1-4


La dirección de nuestras vidas está determinada por las cosas que amamos. Dios nos llama a amarlo a Él. “No améis al mundo, ni las cosas que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” (1 Juan 2:15). Se necesita trabajo y disciplina espiritual para mantener nuestro afecto en las cosas de Dios frente a las distracciones que nos rodean.


Jonathan Edwards escribió: “Las personas no necesitan ni deben poner límites a sus deseos espirituales y de gracia, [en cambio, deben] esforzarse por todas las formas posibles para inflamar sus deseos y obtener más goces espirituales. Nuestra hambruna y sed de Dios y de Jesucristo y de la santidad no pueden ser demasiado grandes para el valor de estas cosas, porque son cosas de valor infinito. No existe el exceso en nuestra ingesta de este alimento espiritual. No existe tal virtud como la templanza en los banquetes espirituales”.


Si no amamos a Dios como deberíamos, no caminaremos en Sus caminos por mucho tiempo. En la última carta de Pablo a Timoteo, lamentó la condición de un hombre que una vez había sido uno de sus incondicionales ayudantes en el ministerio: “Porque Demas me ha desamparado, amando este mundo, y se ha ido a Tesalónica. Crescente fue a Galacia, y Tito a Dalmacia” (2 Timoteo 4:10). No controlamos el mundo que nos rodea, pero podemos controlar lo que amamos. Por eso Dios nos llama a tomar la decisión de amarlo sobre todo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” (Mateo 22:37).


Principio del evangelio para ser edificado: Es imposible amar a Dios y amar al mundo al mismo tiempo, debemos amar a Dios.


7 de mayo - LEER - 1 Crónicas 22-24

¿Qué cambio de responsabilidad por los levitas vino como resultado de construir el Templo?