¿Quién obtiene el mérito?


“Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol. Y Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada. Y Jehová dijo a Moisés: Escribe esto para memoria en un libro, y di a Josué que raeré del todo la memoria de Amalec de debajo del cielo”. Éxodo 17:12-14


A Josué se le encomendó la tarea de guiar a los soldados de Israel a la batalla contra los amalecitas. Pero, aunque el conflicto militar fue intenso, no es ahí donde se estaba desarrollando la verdadera batalla. Sobre el campo de batalla, Moisés estaba orando por la victoria. Mientras mantuviera la vara en alto, Israel ganaba, pero cuando se cansaba, los amalecitas tenían la ventaja. La solución a la fatiga de Moisés fue que Aarón y Hur sostuvieran los brazos de Moisés hasta que se ganara la batalla. Pero después de esa victoria, Dios le dio a Moisés una instrucción clara para Josué, que escribiera esta historia y la repitiera en el futuro para que no se olvidara. Dios quería que su pueblo supiera que la verdadera fuente para la victoria en esa batalla era el poder de Dios.


La tendencia humana es que nos atribuyamos el mérito de las cosas que Dios hace, no solo en las victorias físicas, sino también en las espirituales. Es solo a través del poder del Señor que llega la verdadera victoria. “Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos” (Zacarías 4: 6). Cada obra de gracia en nuestros corazones, cada alma alcanzada por Cristo, cada momento eficaz de ministerio es solo por el poder del Señor.


Principio del evangelio para ser edificado: Dependa del Espíritu Santo para las victorias espirituales, y luego dele la gloria cuando ocurran.


8 de mayo - LEER - 1 Crónicas 25-27

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