Un Salvador para pecadores

Casi en todo mal he estado, en medio de la sociedad y de la congregación.

Proverbios 5:14

Por casi setenta años, Franz Joseph reinó el Imperio Austro-Húngaro, uno de los más poderosos del mundo. Él fue temido, honrado y muy respetado. Sin embargo, al final fue un hombre, y como todos los demás hombres, murió. Una parte única de su funeral ilustra la verdad de la pecaminosidad de los hombres y nuestra necesidad de un Salvador.

Al igual que sus antepasados de la dinastía Habsburgo, el cuerpo de Franz José I fue llevado a la Iglesia de los Capuchinos en Viena. Cuando el cortejo fúnebre llegó a las puertas de la iglesia, estas estaban cerradas. Cuando llamaron a la puerta, una voz desde adentro gritó: “¿Quién está ahí?” El líder de la comitiva fúnebre respondió: “Su majestad más serena, el emperador Franz José I”. Desde el interior de la iglesia llegó la respuesta: “No lo conozco, ¿quién está ahí?” La siguiente respuesta fue: “El emperador de Austria y Rey Apostólico de Hungría”. Otra vez las palabras vinieron: “No lo conozco, ¿quién está ahí?” Esta vez la respuesta fue diferente. “Un hombre pecador. Nuestro hermano Franz José”. Luego se abrió la puerta y procedió el funeral.

Cuando los enemigos de Jesús querían condenarlo, ellos se refirieron a Él como “un amigo de los publicanos y pecadores” (Mateo 11:19). Sin embargo, en lugar de un insulto, esa fue en realidad una descripción maravillosa de la vida y el ministerio de Jesús. Él era perfecto y sin pecado; pero dejó la perfección del Cielo por un mundo pecaminoso, caminó entre pecadores y los amó. Aún más Él fue a la cruz donde Dios “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:21). La Navidad no es solo un tiempo maravilloso de celebración y una temporada de dar regalos, es un recordatorio de la provisión de la salvación.

El precepto de los proverbios de hoy: Jesús vino a ser un Salvador, no para los buenos y los amables, sino para los pecadores y corruptos.