¿Por qué apedrearon a Esteban?

“Y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios. Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él. Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo. Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu”. Hechos 7:56-59


Esteban comenzó atendiendo las necesidades de las viudas en la iglesia de Jerusalén, pero rápidamente también se convirtió en un predicador poderoso y eficaz. Su predicación creó tal alboroto que el Sanedrín lo llevó a juicio. Esteban predicó el evangelio de Cristo con tal poder que sus oyentes literalmente se taparon los oídos con los dedos y gritaron para asegurarse de no escuchar su voz. ¿Cuál fue la fuente de la poderosa predicación de Esteban? Era la mismísima Palabra de Dios. Una y otra vez, citó las Escrituras del Antiguo Testamento que conocía.

Nuestros pensamientos, opiniones, filosofías y métodos pueden tener un lugar, pero ninguna habilidad o plan humano puede cambiar el corazón de las personas. Solo la Palabra de Dios tiene el poder para hacer eso. “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12).

La Palabra viva de Dios proclamada fielmente en el poder del Espíritu de Dios producirá un efecto. “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17).


Principio del evangelio para ser edificado: Es posible que no veamos el resultado de inmediato, pero podemos estar seguros de que cuando predicamos la Palabra de Dios, impacta vidas.


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