Gocémonos y avancemos

“Respondió Jesús: Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada es; mi Padre es el que me glorifica, el que vosotros decís que es vuestro Dios. Pero vosotros no le conocéis; mas yo le conozco, y si dijere que no le conozco, sería mentiroso como vosotros; pero le conozco, y guardo su palabra. Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó”. Juan 8:54-56


Cuando hablamos de la fe de Abraham, a menudo pensamos en algunas formas específicas en las que demostró confianza en Dios: su disposición a dejar su hogar por un nuevo país, su larga espera por un hijo prometido y luego su obediencia al mandato de Dios de ofrecer a Isaac como sacrificio. La fe de Abraham se ve más claramente en las cosas en las que creía, aunque nunca las vio. “ Porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios” (Hebreos 11:10). La nación de Israel no se convirtió en una realidad hasta cientos de años después de la muerte de Abraham. Y la promesa más importante, Jesús, no llegó hasta que pasaron miles de años. Sin embargo, Abraham se regocijó en las promesas de Dios, incluso en aquellas que no experimentó personalmente.

Hay cientos de promesas en la Palabra de Dios. Muchos de nosotros hemos reclamado esas promesas y hemos descubierto que son ciertas en nuestras propias vidas. Pero las promesas que aún no hemos visto cumplidas son tan seguras como las ya cumplidas. Dios nunca ha dejado de cumplir sus promesas y no nos decepcionará con todo lo que ha prometido.

Debido a la verdad del evangelio, podemos regocijarnos de antemano al saber que tenemos un hogar seguro en el cielo y que un día veremos a Jesús cara a cara como lo prometió: “Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:3).


Principio del evangelio para ser edificado: Avancemos con gozo en la propagación del Evangelio que Dios no decepciona a nadie.


12 de abril - LEER 1 Reyes 3-5 - Al momento de pedir Salomón cualquier cosa del Señor, él pidió un corazón entendido. ¿Qué fue lo que NO pidió?