Un sentido de urgencia


“Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos. Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno”. Hechos 20:28-31


El misionero Isaac Headland contó una historia de una mujer china que fue a visitar a su esposa Kan. “Señorita Kan, estoy tan cansada. Hoy he caminado quince kilómetros porque escuché que pronto usted iría a la ciudad y aún no he aprendido el Padre nuestro”. El misionero le preguntó a la mujer exhausta que tenía a un niño pequeño en sus brazos: “¿Por qué no espero hasta que ella volviera?”. La mujer respondió: “Quién sabe Sr. Headland si viviré para cuando ella vuelva, quiero aprenderlo ahora”. El Dr. Headland dijo que no permitiría que su esposa se fuera a la cama hasta que la mujer pudiera recitar el Padre nuestro de principio a fin.

Una de las tragedias de la iglesia en nuestros días es la forma casual en que abordamos las cosas espirituales. Cuando leemos acerca de Pablo tratando de alcanzar a las personas en Éfeso para Jesús, tanto en el día como en la noche mientras lloraba, y lo hizo durante tres años, nos parece extraño en lugar de normal. El único día que sabemos con certeza que tenemos disponible para trabajar para Dios, es hoy. Jesús dijo: “Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar” (Juan 9: 4). En lugar de tomar la vida descuidadamente, necesitamos apreciar la urgencia de la obra que Dios nos ha llamado a hacer. Compartir el evangelio con otros y ayudar a los nuevos creyentes a arraigarse en la fe es de suma importancia.


Principio del evangelio para ser edificado: Reconociendo la importancia de la eternidad, viva siempre con un sentido de urgencia por lo que más importa; las almas.


24 de abril - LEER - 2 Reyes 12-14 - ¿Por qué Joás hizo apedrear al hijo de Joiada, Zacarías, a pesar de la bondad que el sumo sacerdote había mostrado al joven rey?