La razón para la música (Parte #2)

Bueno es alabarte, oh Jehová,

Y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo;

Anunciar por la mañana tu misericordia,

Y tu fidelidad cada noche,

En el decacordio y en el salterio,

En tono suave con el arpa.

Salmo 92:1-2


Hoy en los Salmos de la lectura vemos que la música es un tema principal corporalmente y personalmente. Ayer hablamos de la música corporal—hoy queremos enfocarnos en la música personal.


¿Canta usted personalmente a Dios? ¿Los cantos son parte de su devocional o las oraciones? ¿Hay música en su casa? 


Personalmente debemos cantar a Jehová. Tiene permiso de cantar un especial a Dios. Tiene permiso de cantar “Cuán grande es Él” o “Alabad al gran Rey” o “A Tu nombre gloria” durante su tiempo de oración como parte del tiempo de adorar y agradecer. Dios está encantado de escuchar su voz cantándole a Él. También es MUY bíblico cantar con lágrimas a Dios. Cantando “Tus pensamientos son mayor” o “Tengo paz con mi Dios” o “Aun en el valle, Dios es fiel” se puede identificar con David. Él encontró su fuerza en la presencia de Dios y siempre en la presencia de Dios hay alabanzas y humildad de Su presencia. 


Debemos andar con un canto de alabanza en la mente y labios. Es la segunda razón por la música. Música puede darnos el ánimo a seguir. Debe ser parte de nuestro andar diariamente. Su casa debe estar llena de música buena y piadosa—a veces cantos felices y a veces música instrumental suave. Estos hábitos sanan el alma y animan al espíritu. Música correcta (con ritmo que va con el corazón y melodía distinta) puede cambiar su día de triste a gozoso, de desanimado a animado, de falto de energía y ganas, a fuerzas para seguir. 


Busque poner más música en su vida personal—no es solo para la iglesia—es para la vida y cante al Señor un solo hoy.


Leer: Salmos 81, 88, 92-93

¿Quiénes son los hijos de Coré en la introducción de Salmo 88?