Escondido
Salmo 31:20
En lo secreto de tu presencia los esconderás de la conspiración del hombre;
Los pondrás en un tabernáculo a cubierto de contención de lenguas.
En el corazón de la fortaleza enemiga, un laberinto de piedra fría y hierro, había una cisterna olvidada, seca y abandonada bajo las cocinas. Su entrada era una rejilla oxidada, oculta bajo un montón de sacos mohosos en un trastero desordenado. Lila, una espía con nervios de acero, la descubrió durante una huida desesperada de una misión fallida.
Se deslizó por la rejilla, cayendo en una cámara húmeda y resonante donde las sombras danzaban en paredes resbaladizas de musgo. El aire era viciado, pero era un santuario. Desde arriba, el ruido de botas y los gritos de persecución se desvanecían en un zumbido lejano. Se agachó, con el corazón latiendo fuerte, mientras el enemigo destrozaba la fortaleza, sin sospechar del vacío bajo sus pies.
De día, Lila mapeaba los túneles de la cisterna, encontrando uno que serpenteaba bajo los aposentos del comandante. De noche, escuchaba, captando fragmentos de planes —movimientos de tropas, rutas de suministros— susurrados a través de la piedra. Era un fantasma entre ellos, su escondite no solo un medio de supervivencia, sino un arma, convirtiendo la fuerza del enemigo en la suya propia.
Algunas veces en los Salmos de hoy, encontramos que David se resguardaba en la presencia de Dios. Dios fue su lugar secreto donde correr en tiempos de peligro y desánimo. Como la espía en la historia encontró un lugar para esconderse no solo seguro, pero sí estratégicamente perfecto para conocer los planes del enemigo, Dios nos protege y nos ayuda a conquistar, vencer y humildemente vivir por Él. No siempre entendemos donde Dios nos pone; pero Él sí. Tenemos que recordar la clave de estos Salmos—David buscaba a Dios, se escondía en Él, deseaba Su presencia en tiempos malos y las dificultades.
¡No corra y se esconda de Dios, corra y escóndase en Dios todos los días de su vida!
Video de hoy: https://youtu.be/Ul8GZQh-UU4
Leer: Salmos 7, 27, 31, 34, 52; Proverbios 15
¿Qué es Dios en estos Salmos?