Una pasión por los perdidos
“Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras, con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios; de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo. Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno, sino, como está escrito: Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de él, verán; Y los que nunca han oído de él, entenderán” Romanos 15:18-21.
El Imperio Romano en los días de Pablo era enorme y se extendía por la mayor parte de Europa, así como partes de África y Asia. Pablo aprovechó de su condición de ciudadano romano de pleno derecho y usó la red de caminos construidos por el imperio para viajar a través de gran parte predicando el evangelio. Su visión y pasión era ir a lugares donde aún no había llegado la nueva del Salvador, y fue a esa causa que dedicó gran parte de su vida.
En nuestros días con la tecnología de comunicación, tendemos a pensar que el evangelio ya está en todas partes, que no hay lugares donde no se nombre a Cristo. Pero en verdad todavía hay muchas naciones y grupos de personas sin un claro testimonio del evangelio. Esto debería preocuparnos a todos los que somos cristianos, porque es nuestra responsabilidad cambiarlo. Pablo escribió: “Velad debidamente, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo” (1 Corintios 15:34).
Incluso en Mexico, donde hay muchas iglesias, todavía hay muchas personas que nunca han escuchado una presentación clara y personal del evangelio. Entre las falsas enseñanzas que son tan populares y las que ignoran o se oponen a todas las religiones, hay mucha confusión que debemos contrarrestar con la verdad.
Principio del evangelio para ser edificado: Necesitamos una pasión renovada y un sentido de urgencia para alcanzar a los perdidos con el evangelio.
17 de agosto - LEER - Jeremías 23-25
Jeremías 23:7-8 dice que iba a venir un tiempo cuando Dios no iba a ser recordado como Jehová “que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto” sino como Jehová ¿qué?