La fragilidad
“Entonces vino palabra de Jehová a Isaías, diciendo: Ve y di a Ezequías: Jehová Dios de David tu padre dice así: He oído tu oración, y visto tus lágrimas; he aquí que yo añado a tus días quince años”.
Isaías 38:4-5
La vida puede cambiar en un instante: un diagnóstico, una noticia, una pérdida, problemas económicos, entre otras situaciones. En Isaías 38, el rey Ezequías enfrenta una sentencia de muerte. Pero lo que sigue es un poderoso ejemplo de cómo Dios responde al clamor sincero.
Los humanos somos frágiles, y sin Dios somos aún más frágiles. Ezequías era un rey fiel a Dios, pero eso no lo libró de la enfermedad. La vida es frágil, y todos enfrentamos momentos en que sentimos que nuestras fuerzas se acaban. Es en esos momentos cuando comprendemos cuánto dependemos de Dios, cuánto lo necesitamos, y que sin Él realmente no somos nada.
Cuando Ezequías ora, no recita palabras vanas ni repeticiones vacías. Se abre delante de Dios con honestidad y dolor; mostró la fragilidad de su corazón y su humanidad ante su Dios. Y Dios, en Su misericordia, escucha. Su respuesta no solo cambia el destino del rey, sino que muestra que Él no es indiferente a nuestras lágrimas. Aunque pensemos que Dios nos ha olvidado, ahí está, mirando cada lágrima y escuchando cada oración que viene del corazón.
Dios le da a Ezequías quince años más de vida. Esta es una lección poderosa: Dios puede extender nuestra historia, restaurar lo perdido y darnos un nuevo comienzo. Pero esos años extra no son solo para disfrutar, sino para vivir con propósito, gratitud y obediencia.
El cántico de Ezequías muestra su crecimiento espiritual. Reconoce que la prueba fue una forma en la que Dios obró en su vida para bien, y una manera en que Él utilizó para mostrarle Su amor de forma muy única y especial. A veces, Dios permite el quebranto para enseñarnos a depender de Él y valorar cada día como un regalo. Pero siempre es parte de Su plan, aun si no lo entendemos.
Dios sigue siendo el mismo hoy; mañana también lo será, y por siempre. Si está atravesando una prueba, no subestime el poder de una oración honesta, una en la que muestre su corazón y lo vulnerable que es. Aun en medio del dolor, hay esperanza. Él puede cambiar el veredicto, sanarle, perdonarle, restaurar lo perdido y darle una nueva oportunidad. Y si Dios no le responde como usted espera, no se desanime: aun así, Dios tiene un propósito grande, y lo que no tenemos aquí en la tierra, lo tendremos allá en el cielo: no habrá lágrimas ni dolor.
Este día, eleve una oración honesta y de corazón a su Dios. Permita que Él le dé lo que necesita. Él le ama mucho hoy. ¡No lo olvide: Dios le ama mucho hoy!
Video de hoy: https://youtu.be/P9iX5Y2HA6M
Leer: Isaías 37–39, Salmos 76 y Proverbios 25
¿Qué buen consejo dio Isaías al rey Ezequías que aun aplica hoy, pero igual hoy, muchos no lo siguen?