Andando con Jack Hyles
Jack Hyles nació el 25 de septiembre de 1926 en un pequeño pueblo en el estado de Texas, Estados Unidos. Los padres de Jack tuvieron un pequeño supermercado en el pueblo. Mucha gente del lugar llegaba solo los sábados a comprar porque los otros días de la semana trabajaban en las fincas recogiendo algodón. Un día, hubo una crisis económica que terminó destruyendo el pequeño supermercado de la familia Hyles, y se fueron a vivir a la ciudad de Dallas.
La mamá de Jack Hyles era una mujer muy humilde que amaba mucho a Dios y le inculcaba a Jack siempre hacer el bien. Era una mujer que buscaba estar en la iglesia y durante la semana servía haciendo limpieza en ella. Ella tuvo un gran impacto en la vida de Jack. Su madre oraba mucho para que él pudiera ser salvo, hasta le pidió a su pastor y a su iglesia que le ayudaran a orar por él. Lo hicieron en un culto, y esto sorprendió a Jack.
Unos días después, Dios respondió las fervientes oraciones de su madre. Un domingo por la tarde, la iglesia tuvo su culto en un patio debido al calor del verano, y fue ahí donde Jack recibió a Cristo en su corazón. Su oración fue: “Dios mío, el predicador oró por mí. Si Tú me llevaras, quiero ser salvo”.
Años después, como adulto y como predicador, Jack Hyles siempre animaba a otros pastores diciendo: “Nunca se desanimen cuando solo los niños son salvos; nunca sabrán lo que Dios puede hacer con la vida de un niño pobre”.
Dios bendijo a Jack Hyles con una buena esposa que también amaba a Dios y juntos sirvieron al Señor ganando almas para Cristo y viendo vidas cambiadas.
El 27 de agosto de 1959, Dios guió al Pastor Jack Hyles y a su familia a Hammond, Indiana, a la Primera Iglesia Bautista. Allí Dios le permitió pastorear una iglesia increíblemente grande con una asistencia numerosa. También tuvo el privilegio de fundar un colegio y un seminario bíblico en su ministerio, que hasta este día siguen adelante para la honra y gloria de Dios.
Jack Hyles también fue un pastor muy conocido por tener tantas rutas de buses exitosas y por levantar una escuela dominical con asistencia de miles de personas. Fue asombroso cómo Dios usó al Pastor Jack y a su esposa Beverly Slaughter Hyles.
Él fue un niño muy pobre; su familia no tenía mucho, pero desde una edad temprana decidió amar a Dios y dejarse usar por Él. Si usted tiene a Cristo en su corazón, también puede ser una vasija útil en las manos de Dios. Las grandes obras no dependen de los recursos humanos, sino de una fe sincera y de la decisión de andar con Dios y ser fiel a Él.
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Leer: Jeremías 49-50; Proverbios 23
En Jeremías 50, Dios anuncia la caída de Babilonia, la potencia mundial de su tiempo. ¿Qué nos enseña este pasaje acerca del destino final del orgullo humano y la seguridad que el hombre busca fuera de Dios?