¿Buenas o malas vasijas?
“Sobre todos los terrados de Moab, y en sus calles, todo él será llanto; porque Yo quebranté a Moab como a vasija que no agrada, dice Jehová”.
Jeremías 48:38
En este pasaje, Dios anuncia el juicio sobre Moab. Un pueblo que había vivido en orgullo, confiado en sus riquezas y en sus ídolos, sin reconocer al Señor. La imagen que Dios usa es fuerte: Moab es comparado con una vasija que no agrada y que por lo tanto es quebrantada.
Las vasijas, en tiempos bíblicos, tenían un propósito muy específico: guardar agua, aceite, vino o grano. Si se agrietaban, dejaban de cumplir su función y eran desechadas. Así también ocurre con nosotros, los humanos: cuando se aparta de Dios, pierde el sentido de su vida y se convierte en algo vacío y frágil, destinado al quebranto.
El quebrantamiento como vasija muestra que ningún poder humano puede sostenerse frente al juicio de Dios. La soberbia siempre conduce a la caída. Por eso Moab sería quebrado, porque ellos estaban viviendo para sí mismos. Nuestra autoridad es Dios, y cuando no reconocemos eso, pasan cosas que podrían evitarse. Moab sí fue destruido, porque olvidaron que su autoridad era el Señor, lo hicieron a un lado y confiaron en sí mismos.
Una vasija que no agrada, que ya no cumple su función, es desechada. Así también, cuando un pueblo o una persona vive lejos de Dios, queda vacía de sentido y termina quebrantada. La única forma de tener valor y propósito es permanecer en las manos del Alfarero (Jer. 18:6). Moab amó tanto su comodidad y la que les proporcionó su pecado que simplemente siguieron tranquilos en su mala forma de vivir. El pecado promete alegría, pero al final siempre deja vacío, dolor y destrucción.
El orgullo y la autosuficiencia nos apartan de Dios y nos llevan a la ruina, pero si nos dejamos moldear por Él, seremos vasijas útiles y agradables en Sus manos.
Como vasijas, fuimos creados para un propósito: para representar a Dios, reflejar Su gloria y servir en Su obra. Sin Cristo, no podemos cumplir nuestra verdadera función. Aun cuando nuestras vidas han estado agrietadas por el pecado, el Alfarero puede rehacernos y darnos nuevo propósito.
Este día reconozca el llamado de Dios a Sus manos, deje que Él pueda moldearle de
una manera única y especial, acepte el perdón que Él ya le otorgó, comience este día siendo moldeado en lugar de quebrado. Su vida tiene un propósito y Su Palabra dice que no es destrucción, estamos en el lado ganador.
Video de hoy: https://youtu.be/kOtYyEfTauM
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