Yo soy Jehová vuestro Dios
"Yo soy Jehová vuestro Dios; andad en mis estatutos, y guardad mis preceptos, y ponedlos por obra. Y santificad mis días de reposo, y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová vuestro Dios".
Ezequiel 20:19-20
Dios declara ser nuestro Dios suficiente. Una de las maneras de reconocer nuestra dependencia de Él es guardar el día de reposo. En el Antiguo Testamento ese día fue el sábado, pero desde la resurrección de Jesús el domingo se convirtió en el día de reposo y celebración del Mesías resucitado. Cada día debe estar dedicado a Dios, pero Él ha puesto especial énfasis en la importancia de mantener Su día en un lugar de honra.
Eric Liddell, atleta escocés y cristiano devoto, ejemplificó la importancia de santificar el Día de Reposo, como se insta en Ezequiel 20:19-20, donde Dios llama a su pueblo a guardar sus días de reposo como señal de devoción. Nacido en 1902 de padres misioneros en China, Liddell era un corredor talentoso, favorito para ganar el oro en los 100 metros en los Juegos Olímpicos de París de 1924. Sin embargo, al saber que las eliminatorias serían un domingo, enfrentó una decisión crucial.
Liddell consideraba el domingo como el Día del Señor, dedicado al culto y descanso, no a la competencia. A pesar de la presión del Comité Olímpico Británico, la prensa y el Parlamento, que lo tildaron de traidor, se negó a correr, diciendo: “Es mi creencia. No voy a correr el domingo”. En cambio, compitió en los 400 metros, un evento en un día de semana donde no era favorito. El 11 de julio de 1924, corrió con determinación, ganando el oro y estableciendo un récord olímpico de 47.6 segundos, en una carrera descrita como “la más dramática jamás vista”. Su postura lo convirtió en héroe nacional.
La devoción de Liddell fue más allá del deporte. Dejó la fama para ser misionero en China, enseñando en medio de la guerra. En 1943, los japoneses lo internaron en el duro campo de Weihsien. Allí, conocido como “Tío Eric”, organizó juegos y cuidó a otros, pese a la malnutrición y un tumor cerebral. Murió en 1945 a los 43 años, con sus últimas palabras: “Es una entrega total”, reflejando una vida consagrada a Dios.
La elección de Liddell de honrar el Día de Reposo le costó gloria terrenal, pero le trajo victoria inesperada y un legado de fe. Su historia, inmortalizada en Carros de Fuego, muestra que guardar los mandatos de Dios, como urge Ezequiel, fortalece nuestra relación con Él e inspira a otros.
Nunca tendrá remordimiento por vivir en una entrega total a Dios. Pruébelo ahora mismo y verá Su cuidado en cada detalle de la vida.
Video de hoy: https://youtu.be/0MSDwCWdolc
Leer: Ezequiel 18–20; Proverbios 1
¿Cuántas veces apareció la palabra andar en sus diferentes conjugaciones en la lectura de Ezequiel de hoy?